EL MENSAJERO
Vestido con
un chaquetón de cuero negro
camina
sigiloso, su melena al viento
por los
callejones, en plena noche oscura
y en sus
bolsillos heroína casi pura.
Llegando en
poco tiempo a su destino
tocó el
timbre de la puerta decidido.
Tras ella se
escuchó -¿Quién es?- con dulzura
y él
contestó –El hombre de la eterna amargura.
Ese velo
negro me ata a ti entero,
en el día,
la tarde y noche desespero,
como una
hiena me busca y me rodea
en mi barco,
en mar serena y sin marea.
Vestido con
un abrigo de negro cuero
amanece y me
refugio en mi desierto,
mi corona de
espinas soporto y me castiga
y mi pesar
todo el tiempo me fustiga.
A. D.
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